Yo no conocía el norte. Cuando pensaba en el solo se me venía a la cabeza calor, desierto y La Tirana.
Fui con un grupo de mi iglesia a un viaje misionero... y francamente el solo pensar en trabajar y tener que estar con gente, sintiendo un calor sofocante me hacía dudar a veces sobre si ir o no. Llegué a Iquique y me sorprendió que a pesar de que hacía calor, era agradable, y no sofocante como el calor de Santiago qu te hace sentir como adentro de un horno. Recorrí la Zofri, la Playa Cavancha, la Plaza Prat, la Plaza Condell, el Paseo Baquedano, etc. maravillándome cada vez más del poder estar allí sin extrañar Santiago, mi amada ciudad.
Alto Hospicio es raro, no tiene la forma de una ciudad común: no tiene un centro y barrios muy definidos. Son casi puras casas, y es en verdad el lugar donde viven las personas que trabajan en Iquique. Pero eso de subir y bajar de una ciudad a otra, me encantó. Así descubrí que el norte no es tan caluroso como lo pintan.
Algunos días después fuimos a los pueblos del interior. El primero que visitamos fue Pachica... y me enamoré de este pequeño pueblo. Su calle más importante se llama Avenida Comercio, y no pasa de ser más que un corto caminito de tierra con una pequeña parte con ladrillos de cemento en el piso. Sus cerros; su gente; su río; sus chacras; sus negocios; sus helados; su cementerio; sus animales; su aroma; sus viejas casas de ladrillos de adobe, destruidas por el terremoto del 2005; las nuevas casas que la gente con mucho esfuerzo ha levantado, entre otras cosas, hicieron que mi corazón se inflamara por este pueblo.
Mi Alto Hospicio - Mi Iquique - Mi Pachica - Mi Chusmiza - Mi Laonzana - Mi Uscuma - Mi Tarapacá
¡MI NORTE!
David Rodríguez